lunes, 13 de mayo de 2013

IMPUTADOS



Dicen por ahí, ex jueces, políticos y gente de distinguido pelaje, que la imputación judicial de la infanta Cristina era poco menos que un ataque hacia su persona y un acto deshonesto por cuanto fraguaba en la propia palabra “imputada” la ignominia y la calumnia que nunca han de rodear y menos vestir a un insigne personaje de la Casa Real.

Digo por aquí, vestido con menos bombo y platillo, que semejante razonamiento es una mamarrachada. Que ayer en el excelente programa “Salvados”, el exministro de interior Belloch se oponga vehementemente a la imputación de la infanta, no deja de ser una vez más uno de esos saltos cuantitativos, y lo que es peor, cualitativos, que separan a la casta política del populacho.


Razonan allá en poniente que imputar a una persona pública, a un cargo electo o simplemente a una persona perteneciente a la monarquía española, causa en el imputado un grave problema de respetabilidad y honorabilidad, haciéndole parecer, a los ojos mundanos, culpable a simple vista. Tal razonamiento parece un acto de vil soberbia por cuanto dan a entender que el pueblo llano es una muchedumbre armada con piedras y lanzas esperando a sobrevenirse sobre el primer conde que abandone el castillo y no es así.


Razonamos por aquí, por el fango, que si la infanta hace todo lo que puede por no presentarse ante el juez, por algo será. Si usted no ha hecho nada, como bien decía Belloch ayer aludiendo a un caso personal, se va al juzgado, se presta declaración y se dan todas las facilidades. El que nada hace, nada teme y por tanto, nada esconde. Es por ello que esta huida hacia atrás, hacia las sombras, no arroja ninguna luz sobre el entuerto y ahora sí que la infanta parece más culpable al ojo del observador.


Por último no olvidar que, se haya nacido en cuna de plata, hospital público o cenagal infecto, a los ojos de la cegada justicia todos somos iguales. Digo esto porque pongamos, que es un poner, que aceptamos que la imputación de una figura pública trae consigo un vapuleo indeseado a pie de calle que puede repercutir negativamente en la imagen del imputado ¿Es eso suficiente para no imputar a un posible culpable? ¿Somos todos inocentes mientras seamos importantes? ¿Alguien en su sano juicio pensaba que la infanta estaba alejada de todo el dinero que corrió por el bolsillo de su marido? Ahora supongamos que usted y yo, figuras “no públicas”, peatones, gente normal, somos imputados por un caso de narcotráfico a pequeña escala del que somos inocentes. Un error, que haberlos “haylos”. Veamos si al viandante también le afecta o solo es un problema de las altas esferas. Diríjase a su patrón si es que lo tiene e infórmele que mañana no puede personarse en su lugar de trabajo por estar imputado en una causa judicial. Comuníquele que es inocente cual corderito, que todo es un error y que nada pasará, pero que durante un tiempo la sombra de la justicia dirigirá sus actos y le ordenará personarse en juzgado de guardia tantas veces sea necesario ¿Perjuicio? Ninguno ¿Perderá usted el trabajo? Calle loco, con lo difícil que es despedir a alguien hoy en día. Pero usted no es de la realeza, como mucho será socio del Real Oviedo y con eso no le llega. Usted no es un personaje público, solo un personaje. Hablemos claro, su poder se acaba en la puerta de su casa y a veces ni eso y le pese a quién le pese, no somos nadie compañero, y menos comparado con la infanta, el ministro o el diputado.

Pobrecillos, con lo que sufren y lo malos que somos, sobretodo los de la revista "el jueves". Bueno, esos más que malos son unos genios del mal.

7 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Recopio el comentario, que se me escapo una faltaca de hortojrafia.

    Ya no es solo que la justicia no es ciega, ni pobre, sino que nos tratan como a gilipollas.
    "Desimputan" a la infanta y nos quedamos mas tranquilos. Y una mierda!

    Eso pasaria hace 40 años cuando no habia tanta informacion, pero ahora es un insulto a la inteligancia de cualquiera que tenga acceso a Internet o escuche algo que no sea RTVE, de menos de 90 años y que no sea alto cargo del PP.

    Solo hace falta recordar que Cospe se refire a Internet como "La internet" y que a Cañete le imprimen los emails.

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    1. Las faltas de ortografía son obligatorias en este blog. Cada vez que le echo un vistazo a una entrada me cago en la perra las patadas que le meto al diccionario. Lo de Cañete es para cagarse pero no me sorprende. Luego les pedimos que hablen inglés y algunos no saben casi ni leer. De hecho el actual presidente casi no sabe ni hablar.

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  3. Para mí la única duda en todo esto es hasta cuándo aguantará la gente antes de armar la de San Quintín. Esta crisis ha sido mucho más sería que burbujas de cualquier tipo, ha descubierto las vergüenzas y las troperías de una democracía que creíamos ejemplar y que ha sido el caldo de cultivo ideal para que los mayores ladrones del mundo medrasen a costa del sudor de los curritos.

    Sin que sirva de precedente (es más, lo negaré en el futuro si es necesario)estoy de acuerdo con Dragó cuando pone de manifiesto la pobreza moral de España, de un país donde la figura del "pícaro" es ensalzada.

    Y por último, no me hablen ustedes por favor de que pegan patadas al diccionario, que todos sabemos de gente que se lo cargan muy seriamente cada vez que se ven en la obligación de escribir algo.

    "Si me quereis, irse!"

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    1. A Jandro le mola Sánchez Dragó. Que lo sepa todo el mundo. Yo soy más de Herman Tertsch.

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    2. César Vidal también tiene su morbillo.

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