domingo, 23 de febrero de 2014

SPORTING 2 ALAVÉS 0



Es el Sporting un equipo unido. No solo a nivel de plantilla donde parece verse ese entendimiento que se destina a grandes metas. No hay divismos ni grupos y todos parecen mantener un nivel de unión excelente para el objetivo propuesto. La unión con la grada tampoco es discutible y pese a puntuales objeciones a determinados jugadores (evidentemente me refiero a López Garai), el sportinguismo parece decidido a recompensar a los suyos con aplausos a la mínima ocasión. 

Con estos mimbres, fácil es hacer buen cesto. Si a ello le sumamos que el equipo ha perdido 4 partidos de 27, lo normal es que la euforia viaje viento en popa. Sin embargo el domingo pasado sucedió algo extraño. El buen juego rojiblanco desplegado en La Coruña, siendo superior a un rival de prestigio como es el Deportivo, ya debería ser suficiente para que la inercia positiva del Sporting fuese más importante. Además, la labor del árbitro en aquel partido fue tan destructiva que, habitualmente, este tipo de adversidades unen más a los equipos que las sufren.

Sin embargo el Sporting y su entorno se pasó la semana hablando de árbitros, tiempos añadidos, empujones, corners que no son y demás, obviando que venía a Gijón el único equipo capaz de pintarnos la cara en toda la liga.

El Alavés llegó al Molinón convencido de sus posibilidades como equipo visitante y durante gran parte del encuentro maniató al Sporting con un juego rápido y bien construido. Sin crear excesivo peligro, los vascos tuvieron más claridad de ideas y solo la dinamita del ataque rojiblanco le permitió meter el miedo en el cuerpo al Alavés. El duelo de delanteros se solventó con tiro al palo de Stefan y buen remate ajustado de Viguera.

Tras el mazazo de Riazor, tocaba ganar, pero las cosas no pintaban del todo bien. En esta ocasión el rival no venía a encerrarse en su área y lo que, en principio, parecía propicio estaba generando más problemas de los debidos. Sin embargo había que ganar. Lo de La Coruña había sido un palo en las ruedas del carro sportinguista, pero no ganar en casa al Alavés ya suponía un problema añadido de falta de eficacia como local.

Tras cerrar la primera parte con una de esas decisiones arbitrales que, más que injustas, ayudan a dejar claro que lo de La Coruña fue un desastre por parte del colegiado, dio inicio una segunda parte diferente. El Alavés dio un ligero paso atrás y el Sporting comenzó a cargar tímidamente. Sin juego de banda, pues ni Lora ni Carmona gustan de aparecer como extremos, el Sporting lo fio todo al ataque por el centro y por allí llegó el gol del mallorquín tras aprovechar un balón peinado al área pequeña. Ahora faltaba matar el partido.

Sin embargo, de matar las esperanzas locales de un partido sin sobresaltos arbitrales se encargó uno de esos colegiados que deciden que es hora de mostrar su valentía en un buen escenario como el Molinón. El gol de Bernardo a la salida de un córner viene precedido de un choque entre dos jugadores vascos. Se señala falta a Stefan (capaz, por lo que se ve, de derrumbar a dos jugadores con un toque de pecho) y se anula la merecida sentencia por parte del Sporting. Parecía, para los pesimistas como yo, que volvíamos al trigo de un final con susto. Sin embargo Lekic dio una lección a más de uno de cómo ha de obrar un futbolista de banda. Desborde, pase espectacular al corazón del área y gol de un Santi Jara que necesita mejorar y todavía no progresa adecuadamente.

Al final victoria antes del partido de Ipurúa. Positivo encuentro para algunos jugadores como Iván o Luis, éste perfectamente asentado como lateral titular. Ligera bajada de rendimiento de Barrera que quizá necesite un descanso para volver a ser el jugador imperial de la primera vuelta.

Ahora toca ver que hacemos en plaza grande. Quitarnos de en medio al Éibar y pegar un golpe en la mesa alejados de trifulcas con árbitros y de resultados extraños. Toca ganar y dejar claro que estamos decididos a no necesitar del play off para jugar el año que viene en primera.

viernes, 21 de febrero de 2014

EL SOLDADO DESCONOCIDO



 
En 1945 el centro de prisioneros de Dachau es liberado por las fuerzas estadounidenses. Al frente de los comandos se encuentra un hombre conocido, qué contradicción, como “El soldado desconocido”. Sin nombre, sin rostro, sin familia. El horror tras las puertas del campo de exterminio nazi es demasiado para él y, enloquecido, el Soldado desconocido abre fuego sobre los rendidos guardianes alemanes. 

Cronológicamente, éste sería el inicio de la historia de “El soldado desconocido” que Garth Ennis escribió en 1997. Sin ser un fan de este escritor norirlandés, sí que me llamó la atención este comic desde la primera vez que lo pude hojear. Se trata de un tebeo con múltiples lecturas, la primera y más evidente, una clara posición frente al militarismo y la intrusiva política exterior norteamericana.

El comic nos cuenta como el agente Clyde de la CIA sigue una extraña pista que le lleva de un caso sin importancia a pisar los talones del Soldado desconocido. Sus informadores le relatarán cada masacre y cada paso que el veterano agente enmascarado del servicio de defensa estadounidense ha tenido que cometer por el supuesto beneficio de su nación.

Los pactos con el Shah de Persia, las matanzas en Vietnam o las masacres en la Nicaragua sandinista son solamente muescas en el cinturón de un soldado que vive para perpetuar el sueño americano de una guerra eterna. El Soldado desconocido es simplemente un monstruo originado por y para la destrucción y la muerte. Nacido en la guerra para sublimarla como arte, sus acciones son despiadadamente útiles para el gobierno que representa.

Sin embargo el Soldado desconocido ha sido engañado. Al descubrir que el gobierno estadounidense había pactado con altos dirigentes nazis su liberación, extradición y posterior servicio en la próxima “Guerra fría” con los soviéticos, el ahora veterano soldado que sintió estar del lado del cielo en Dachau no lo resiste y se rinde a la evidencia que le muestra que ha servido a un gobierno corrupto que ha velado por intereses propios alejados del patriotismo, la honestidad o la decencia.

Encaminado a la retirada, el Soldado no se rinde y busca un sustituto. Aun habiendo sido engañado, es consciente que la guerra es parte fundamental de la historia de los Estados Unidos. Está en su sangre, en su misma fundación. Alguien ha de heredar su manto y el elegido es el agente Clyde.

Sin embargo el solitario agente de la CIA no es la herramienta que Estados Unidos necesita. La búsqueda del Soldado desconocido inició una cadena de acontecimientos que originó la muerte de una mujer. Una simple compañera de trabajo que sonrió a Clyde una vez. Nada más. Clyde solo busca la verdad sobre el Soldado. Puede ser un loco soñador, un romántico, un boy scout, pero no es un monstruo y en el cementerio de Arlington, Clyde y el Soldado, cara a cara pondrán las cartas sobre la mesa. Puede que el Soldado deba existir para servir a los Estados Unidos, pero para ello debe aceptar su propia condición como arma y como monstruo, y Clyde no está dispuesto a hacerlo.

A grandes rasgos esa es la historia narrada por Ennis y Plunkett en cuatro arcos. Una historia sucia, dura y desesperada. Una manera de narrar la vida de los Estados Unidos desde el reverso tenebroso de una nación abocada cada día al conflicto bélico pero decidida a esconder esa actitud tras altos muros. Un excelente comic con una trama tan sencilla y amena como dura y con un desenlace tenso y dramático perfectamente narrado y escenificado. En un momento en el que Hollywood escarba dónde sea en busca de ideas, aquí les dejo una.

Clint Eastwood delante y detrás de la cámara, escenas bélicas impresionantes y un thriller de acción político de alto nivel.

Yo pagaría por verla.

domingo, 9 de febrero de 2014

EL SAN MARTÍN DE LA INFANTA

No quería ni era mi intención convertir este blog en algo centrado en temas importantes. Nació como sitio donde exudar mi tiempo libre con toda comodidad. Creció dedicado a las innumerables bellezas que da la vida. Ver un partido sentado en el sofá, disfrutar una buena película o leer un magnífico comic fueron en su momento mis objetivos vitales, mis placeres mundanos a disfrutar. Yo solo quería compartir un algo de esos placeres. El problema es que me hago mayor. Mi padre, al que siempre he escuchado más de lo que parece y menos de lo que él quisiera, me comentó de chaval que cuando te haces mayor todo disfrute infantil pierde significado. Las navidades dejan de ser regalos y juegos y los cumpleaños ya no son soplar de velas y sonido de serpentinas. Incluso me cuesta levantarme del sofá e ir a jugar al fútbol con la alegría con la que solía hacerlo. Es el regalo de la vejez aprovechar el tiempo de la peor manera retozando en la amargura y la cara oscura de la vida. Te quejas del trabajo, del dinero, de la nómina, de hacienda, de la espalda, de lo que está salado en la comida, de lo frío de un helado. Te quejas y no disfrutas de la misma manera. Es por ello que el encabezado de este blog debería pasar del infantil “Fútbol, comics, películas y mucho más” a un más maduro y oscuro “Injusticias, política y mierda variada”.

La nueva imagen del blog
Y me cuesta hablar de estos temas. Ojalá pudiese escribir sobre la segunda parte de "Thor", los excelentes personajes de "Justified", el magnífico descubrimiento de la serie de “Ojo de Halcón” de Fraction y Aja, pero no. El cuerpo adulto, robusto y engordado que esconde al esbelto y joven atleta que fui me empuja a hablar de temas que desconozco y sobre los que debería callar ¿Qué sé yo de Hacienda, derecho, fiscales e Infantas? Nada. El problema es que lo que sé me hace enfadar, y mucho.
Cuando me encabrono se me entiende peor que a Donald
Concédanme que a lo mejor me equivoco en apreciaciones, pero todo lo que rodea a la cantinela del caso Nóos me parece un insulto a la elegancia y la inocencia del pueblo. Porque yo soy hombre de pueblo, de calle, de ir a la tienda en vez de al “súper”, de balón contra la pared y tiza en el suelo en vez de píxeles y polígonos. Así que todo lo macrosocial me lo llevo a mi insignificante parcela y lo analizo desde lo que me es cercano para que así, lo lejano, no me resulte tan incomodo.

Esto es una portería y lo demás cuento
La llegada de la realeza a las calles y juzgados que pisamos muchos me recuerda al San Martín. A todo cerdo le llega su San Martín pero no todos los humanos han presenciado uno, y mucho menos participado. Yo he tenido a bien ser conocedor (no en profundidad) de los entresijos que tienen lugar durante el juicio sumarísimo a un noble animal como es el cerdo, y ¿saben ustedes una cosa?, el cerdo es inocente de cuanto se le acusa. Se le pasará a cuchillo, pero de manera injusta. Y el cerdo lo sabe. Por ello no se acerca al matarife con una sonrisa socarrona en los labios ni se plantea cual es el camino más cómodo para él (ella, pues suelen sacrificarse hembras porcinas por temas hormonales y de sabor), entre porqueriza y juzgado. El cerdo simplemente va, valiente a su destino pero sabedor que su final puede ser manifiestamente negro. Por eso no sonríe. 

"¿La infanta no sabe nada?, qué sorpresa"
Cuando llega y se enfrenta a su destino, los cuchillos largos se desenvainan y el cerdo mira a todas partes, pero nadie le defiende. Allí ni fiscales ni abogados le tenderán una mano. El juicio sumarísimo ya tiene un sumario realizado. Culpable por cerdo es igual a inocente por Infanta. Rajoy sabía que ella no iba a sufrir ningún problema igual que todos saben que el cerdo que se acerca al cuchillo tiene todas las de perder y es por ello que, visto para sentencia, el cerdo inocente chilla y la Infanta sonríe.

Ya digo. No tengo idea de derecho ni economía, pero cuando los DNIs se confunden, las facturas falsas se convierten en auténticas, los fiscales aplauden con las orejas y se trata de diferente manera a Ana Tejeiro y a Cristina de Borbón, me empieza a oler a pelo de cerdo quemado pero no oigo los chillidos del animal ajusticiado.

Será que el cerdo era inocente.

martes, 4 de febrero de 2014

EL FÚTBOL, LA VIDA Y EL CONCEBIDO NO NACIDO

 

Todo en el vasto universo tiene un origen microscópico. Un microcosmos da lugar a una galaxia completa. Suma un electrón, un protón, algún neutrón y la materia comienza a dar forma a un universo macroscópico donde todo está interrelacionado.

Pero no solo desde el punto de vista físico puede hacerse una escala. Como decía Napoleón, desconocer tu historia te condena a repetirla. Porque todo son ciclos, vueltas sobre el mismo eje, repeticiones y amplificaciones que surgen, como las ondas en el agua, de un origen común y estable desde el que todo lo que nace volverá allí.

Es por ello que no deja de resultarme llamativo el crujir de dientes, el arrancarse la camisa, el tirarse de las barbas de muchos ante las acciones de un gobierno que, por lo que parece, eran y son tan inesperadas que pese a verse venir desde tiempo atrás a algunos les ha pillado a pie cambiado.
Eso es porque no tienen ni idea de fútbol.
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