lunes, 16 de junio de 2014

UNA JAULA DE GRILLOS



Qué buena película es "Una jaula de grillos". Es la típica en la que todo engrana, todo surge espontáneamente pero gracias a un muy buen trabajo. Una película que, como muchas otras, si puedo verla la disfruto y me hace pasar dos horas con una sonrisa.
 
Así, más o menos


Una comedia simple pero no tanto, con un elenco interpretativo de nivel y donde todos están sembrados. A la calidad artística que se les supone a Nathan Lane, Robin Williams, Dianne Wiest, Hank Azaria, Christine Baranski o el excepcional Gene Hackman, se le une la implicación al máximo nivel de todos ellos, en una película donde tengo la sensación que cada una de sus estrellas ha disfrutado de lo que hace.
 
Por otra parte la trama no es tan simple como parece ya que retrata, de manera excepcional, algo tan complejo como la vida en pareja, tómese desde el punto de vista que se tome. Armand y Albert Goldman son un matrimonio con las complicaciones de serlo y llevar un negocio juntos, con sus dramas diarios, su amor y su inquina. Exagerado hasta la comedia, pero real en diálogos y situaciones. Se quieren, se desviven por la pareja. Son dos homosexuales con el derecho y el privilegio de compartir su vida con el ser amado y que han sido capaces de criar un hijo juntos. Un hijo que es un capullo, como en cualquier familia, y que le pide a sus progenitores que escondan su verdadero ser por una chica, una ofensa que, pese a ser consentida, nos muestra momentos reales, como esa frase de Robin Williams a su hijo, una vez consentida la trampa de esconder su vida ganada a pulso: "No me hables por un rato".
 
En el otro lado de la balanza se encuentran dos triunfadores, una pareja de derechas, de esa derecha rancia que lucha por los valores morales (de los otros) sin que nadie se lo pida. Sin embargo son una familia bien avenida, que se quiere y que lucha por seguir junta. Quizá la trama los pinta como unos aprovechados al querer tapar un turbio asunto (la aventura de un compañero de campaña con una prostituta, menor y NEGRA, en un momento hilarante) con la boda de su hija, anteponiendo así su vida profesional a la personal.


El enfrentamiento entre ambas tendencias tiene lugar en una cena plagada de comicidad, con un Agador Spartacus absolutamente delirante llenando la sopa campesina de mondongo pero sin camarones. Con  divertidas discusiones sobre el aborto, la pena de muerte y los griegos que juegan a las saltacabrillas. Un choque de culturas que esconde y enseña que, al final, separados por tendencias, filias y fobias, todos podemos llegar a entendernos. El camino será trabajoso, pero se puede llegar al final bailando en medio de una fiesta repleta de Drag Queens. 
Un divertimento de calidad, quizá empañado por el nivel paupérrimo de los dos hijos, un horrible Dan Futterman que, acorde con su nivel interpretativo, ha tenido una carrera lamentable, y Calista Flockhart que es, ha sido y será una sosa toda la vida.


Pero todo merece la pena para ver a un inseguro y travestido Hackman cantando el "We are family".

3 comentarios:

  1. Nathan Lane tiene un papel similar de locaza-quizá no tanto como en "Una jaula de grillos"-en la serie "Modern family". No sale mucho, pero cuando le toca está genial como Pepper.

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    1. No ha triunfado mucho en el cine Nathan Lane. Me encanta Modern Family, una serie de humor muy blanco, muy tradicional, pero que tiene puntos muy buenos.

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  2. En las últimas temporadas "Modern family" está perdiendo mucha frescura. Normal, siempre los argumentos son las sobadísimas fiestas de Halloween, Navidad, el nacimiento de otro niño...todo más visto que el tebeo. Me gustan los apuntes irónicos que lanzan de vez en cuando y Phil, el padre que se cree guay. Ese actor se sale. Y claro, las tetas de la Vergara, aunque ahora tiene mucho menos.

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